martes, 5 de octubre de 2010

¿Qué de mí?

Es una pregunta interesante. Es la pregunta que está en la mayoría de las cabezas humanas, es la madre de las acciones que haga una persona, porque la mayoria, casi todas las personas hacemos o hicimos algo por conveniencia propia, después de hacernos esta pregunta, ya que, a través de ella, cuestionamos, indagamos y encontramos (o no) lo que haya de beneficio para uno mismo, en aquello que hay que hacer, porque siempre el ser humano está dispuesto a hacer algo, sólo si hay una recompensa, sólo si le van a pagar una retribución por el esfuerzo que se hace.


Hay un refrán que dice: ¨A nadie le ineresa el destino de su esfuerzo, siempre y cuando obtengan su momentánea gratificación.¨
Y aunque sea difícil de creer, eso lo oí en Bob Esponja; un programa que nisiquiera fue creado para infundir valores.
Antes en el deporte, más específicamente, en el fútbol, existía algo a lo que se le llamaba ¨amor a la camiseta,¨ y esto representaba que para los jugadores, lo que importaba más, era tener el nombre de su equipo en alto.

Hoy, no sólo en el fútbol, sino en muchas otras cosas lo que vemos son mercenarios que buscan siempre trabajar para el mejor postor, porque el dinero ¨es lo que mueve al mundo hoy¨. No al planeta Tierra, sino al mundo globalizado en el que lo material, las posesiones, brindan el mejor estilo de vida, y todos se preocupan por alcanzarlo.

Saben, hay cosas que deberíamos hacer gratis por el simple hecho de que son correctas. No digo que el hacer un trabajo para el bien no tenga costo, porque la mayoría piensa de que los trabajos, por una buena causa, deben ser gratis, evadiendo (o intentando evadir) la responsabilidad de gastar los recursos que tienen maquillándolo con la frase ¨Dios te pague¨.

Hoy esa frase abunda demasiado.

La biblia dice: El obrero es digno de su salario. Pero hay un montón de obreros sin trabajo, porque no se respeta su dignidad, y ni siquiera quieren pagarles aunque en sus casas haya hambre.

Ayudemos, tanto los obreros, como los que los contratan, porque esto es justo. No dejen que la costumbre ignore todos los derechos que tienen los seres humanos, ayudar al otro, servir al Bien y vivir para los demás.

Ese es el verdadero propósito del ser humano.

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